Director de orquesta musicólogo, organista y organero, Abraham Martínez es además el fundador de la Fundación Alqvimia Musicae, y artífice junto a Beatriz Rivas, de esta experiencia que hoy os traigo.
Aquí le capté en un momento de meditación durante el ensayo, comprobando la acústica del claustro.
Detalle de las cubiertas abovedadas de la parroquia de la Oliva.
Imaginaros poder asistir a un lugar especial.
Imaginaros que sois pocas personas. Las justas para no ser demasiadas.
Imaginaros que ese lugar especial nunca ha sido vivido de la manera que está prevista esa tarde noche en particular…
Sus emplazamientos pueden variar… la clave es sorprender, descolocar, hacer al espectador ser parte de la experiencia, disfrutar del ritual que se le plantea, pues al fin y al cabo, el ritual prepara a la mente para la maravilla…
Pues imaginaros entonces enclaves singulares, en muchas ocasiones secretos para una mayoría.
En oratorios aislados y secretos, y en otros espacios únicos, se preparan escenografías o simplemente el espectador se integra en la experiencia, disfrutando de lugares inverosímiles pero que funcionan… y de qué manera.
Imaginaros de nuevo, poder recorrer distintas zonas de un monumento arquitectónico singular, en los espacios de un gran templo cristiano construido sobre una antigua mezquita, pasear entre cúpulas normalmente inaccesibles para el público, o estar dentro de algún dolmen, bien patrimonio de la humanidad, o en palacios y jardines o en alcázares llenos de historia, o en creaciones de la naturaleza poco o nada intervenidas.
Todo esto, esos lugares incomparables, lo son aún más cuando se les unen otros factores.
Esos sitios se tornan en escenarios que de inusuales y bellos (muchas veces ya crisol de civilizaciones, y llenos de elementos históricos, culturales, simbolismo o misticismo), pasan a ser mágicos por obra y arte de las experiencias artistico-musicales que se llevan a cabo.
Pues todo esto existe.
Y es siempre distinto….único.
Es imprevisible y mágico, y la experiencia de la que os hablo hoy, a través de Beatriz y Abraham con su elenco de grandes artistas lo hace realidad.
He tenido la suerte de contactar con ellos a través de Alqvimia Musicae, una Fundación Cultural, con la cual hemos firmado un acuerdo de colaboración con Palacio Portocarrero, y se ha convertido en sede habitual para varios instrumentos singulares como un clavicembalo o un organo positivo de cedro de estilo barroco (ambas piezas diseñadas y creadas por este señor del renacimiento).
He sido muy afortunada por haber podido asistir recientemente, a varias experiencias de luz y voces, coro y orquestra ( sonido se queda corto).
Ahora, que me han hecho miembro de esta fundación, me gustaría aprovechar para dárosla a conocer http://www..alqvimiamusicae.com, además del hecho de que su fundador «fabrica» experiencias inolvidables e irrepetibles…. sin más.
No las publicitan apenas.
Aquellos que van a una suelen querer apuntarse a todas y el cupo es limitado, pero me comprometo al menos a avisaros por aquí e informaros sobre cuando se celebrará la siguiente, pues merece la pena no perder la oportunidad de vivir algo así.
Os lo recomiendo para que todos a los que os guste lo bueno, lo bello, las artes en general, la pintura, la arquitectura, y la música, lo tengáis en cuenta.
En esta última experiencia, que se celebró la semana pasada en la monumental parroquia de la Oliva, en Lebrija, los asistentes sobre 30 personas, recorrieron sinuosas escaleras para acceder a las azoteas, entre cúpulas, bóvedas, torres y pináculos de piedra.
Las campanas repicaban, desde la torre cantaba una trompeta …y le respondía un tambor.
Cubiertas altas y bajas, torre, en la sala del tesoro, frente al altar mayor, teniendo en cuenta los púlpitos, el coro alto, el aljibe subterráneo, la cripta, el sagrario de verano y el patio de los naranjos…
A través de una secuencia de intervenciones musicales variadas, enriquecidas por proyecciones en movimiento que provocaban inesperadas alfombras verticales de arabescos o flores, o hacían temblar con color otoñal y viento los árboles del claustro mayor, mientras interpretaban escenas apasionadas de Don Giovanni.
Coros de cuatro voces, cuartetos de cuerda, percusión, trompeta, Tiorba, y ministriles para determinadas zonas… soprano y barítono, coros y orquesta…
Las logias se engalanaban por arte y magia gracias a proyecciones, mientras multi-percusión y opera se fundían en la oscuridad total en el interior de un algibe, o el altar mayor se transformaba con luz y color mientras el oro de las tallas del retablo monumental se transparentaba a través de la celosía de coloridos por la puntual ausencia de luz.
Cerrar los ojos e imaginar por un momento vidrieras góticas y formas al ritmo de Purcell, Perotin, Rameau, Mozart, Verdi, etc… y todo esto, bajo la dirección de Abraham Martínez.
No quiero desvelaros mucho más…
Tampoco voy a compartir fotos del evento pues no quiero destapar secretos ya que no hay nada más bonito que descubrir la sorpresa cuando toca.
En este artículo, sólo os he podido compartir algunas fotos previas al ensayo del último evento.
No quiero desvelaros el magnífico elenco de músicos y tenores, barítonos, sopranos, etc, ni la música que interpretaron, ni las proyecciones ni más detalles…
hay una frase tremenda, pero que en este caso en concreto se puede aplicar…porque se trata de mantener el misterio y la magia de sorprenderse con las experiencias.
«No te esfuerces por saber,
que el tiempo te enseñará,
que no hay nada más bonito,
que saber sin preguntar».
Así que tendréis que vivirlo!